Los papas no mueren, no; sólo se hacen invisibles, es una ausencia y sus recuerdos viven en nuestra memoria en lo más profundo de nuestro corazón
Un beso al cielo
No cabe duda que cuando los padres se van, nos queda un sentimiento de protección, aunque no estén más con nosotros en este plano: las enseñanzas y su amor nos cuida para toda la vida. Los papas dejan unas huellas que no se borran y esas huellas son amor puro –que aunque son invisibles, siempre estarán presentes y las llevarás contigo-
Los papás nos enseñan a creer y querer esa familia, en darlo todo por ellos y desarrollarnos en un círculo de amor e involucrarnos para crecer. Quizá no estuvieron presentes porque tenían que trabajar, pero no nos dejan dudas que lo que hicieron –todos y cada uno de esos sacrificios- fue para darnos un futuro mejor.
El vínculo entre papás e hijos es mucho más fuerte que cualquier otro que podamos tener a lo largo de la vida y si bien sabemos que cuando llegue el momento de su partida –y aunque tratemos de estar preparados- nada volverá a ser igual.
La relación entre abuelos y nietos se genera desde algo más profundo, amigable y tierno. Cuando se van se vuelve en muchos casos la primera perdida con la que tenemos que afrontarnos y aprender que no se han ido “solamente duermen en el corazón”.
Estarán toda la vida con nosotros
Recuerda que la ausencia física es como un largo viaje, el no poder verlos no significa que no podamos sentirlos y que lo más valioso que nos han dejado sigue aquí presente y vivirán a través de sus sueños, enseñanzas y su legado.
Los padres que aunque ya no estén aquí, siguen viviendo en el corazón, en nuestros sueños que se ven realizados a través de la experiencia y en los recuerdos. Viven de muchas formas, al recordarlos y reír con sus aventuras, al ver sus fotos, al regar el árbol que plantaron en casa, pero sobre todo por las experiencias que nos transmitieron y los valores que nos dejaron.
La misión de los papás no acaba, porque en nuestro corazón sigue ese amor, cariño y las lecciones para aprender a reír aunque el mundo este vuelto loco. Nada como un plato de comida caliente, un abrazo de esos que te hacen sentir que todo estará bien para estar de nuevo con la cabeza en alto.
Todas las personas siembran y dejan un legado, muchas veces descubrimos todo eso que nos dejaron cuando ya no están, pero si aún los tienes búscalos, dales las gracias y comienza a crear nuevos recuerdos para todos.
Gracias por enseñarme que se construye el amor
Los papás nos dan una pieza fundamental en la vida, nos enseñan que el amor se construye y se trabaja día a día. Las familias no son competencia, son equipos que se unen y buscan una meta común.
Los papás nos comparten el verdadero significado y el aprender a valorar el tiempo, porque es uno de los bienes más preciados. Hay que aprender a disfrutarlo. El amor de los padres nos hace evolucionar y nos da seguridad para afrontar la vida. Sí, es uno de los vínculos más importantes y sanos que vamos a tener y sin darnos cuenta nos ayudará a madurar.
Todos tenemos algo de papá y mamá y ellos se han llevado algo de nosotros. Su sonrisa, sus historias, las lecciones de vida y todo eso que ahora está en tu corazón es una buena forma para honrarlos a lo largo de la vida. Y si hoy tienes la dicha que aún estén contigo, abrázalos y si no lo están, te pido que les envíes un beso hasta el cielo.