Un conglomerado de botellas de vidrio y plástico entrelazado con miel, arena, desechos, aceite de linaza y leche puede convertirse en viviendas para familias necesitadas en Latinoamérica
Abogada ha construido decenas “casas de botellas” para familias de bajos recursos
Se llama Ingrid Vaca Diez y usa las botellas como material de construcción para las personas en situación de calle. Su idea se ha vuelto popular y usada en otros lugares del mundo
Ingrid recolectaba botellas para una mujer que pasaba por ellas a su casa hasta que un día dejó de hacerlo. Con el paso de los días su marido molesto por las botellas le pidió que se deshiciera de ellas y lo hizo de una forma muy especial: haciendo una casa.
Todo comenzó con una pila de botellas vacías en el patio trasero de Ingrid
De manera autodidacta Ingrid comenzó con botellas de plástico, vidrio de diferentes tamaños y todas le sirven para lograr su objetivo: casas a precios bajos.
A falta de los sistemas de reciclaje en varios países de América Latina, Ingrid pensó que serían un material adecuado para dar un techo a la gente. Ha creado casas en su natal Bolivia, Argentina y otros países del continente.
Reciclando al máximo
“Para hacer una vivienda de 170 metros cuadrados se necesitan alrededor de 36.000 envases. “De las botellas de dos litros, necesito 81 para hacer un metro cuadrado”, explicó Ingrid.
Cada botella se rellena con material descartable: papel, bolsas plásticas, pilas, arena y tierra. Una vez rellenas (cada botella pesa 3,6 kilos), se las emplea para construir los muros. Se las une con cal, cemento y se las sujeta con una suerte de trenzado.
El revoque es otro ejemplo de reciclaje. “Yo uso una mezcla de leche en polvo vencida, heces de caballo, aceite de linaza, sangre de ganado, melaza de la caña… en fin, lo que haya”, dice Ingrid. “Para hacer el piso”, agrega, “utilizo llantas picadas” de acuerdo a BBC
Una técnica de construcción comunitaria
El éxito de este modelo se basa en la comunidad. De acuerdo a Ingrid es algo participativo, donde todos aportan y se suman a crear la casa, que puede estar lista en menos de 15 días.
El proyecto se volvió algo serio y por ello Ingrid inició de manera formal con “Casa de botellas”, el cual se centra en reducir la contaminación de plásticos y usa material de construcción como plástico, cal, arena y residuos orgánicos para crear las casas.
Un proyecto social para enseñar a las comunidades
Ingrid ha demostrado que el querer es poder y si bien las casas tienen muchas áreas de mejora, son una opción para las personas que no pueden permitirse el pago de materiales de construcción.
Ingrid no tenía experiencia en la construcción, ni fondos para ayudar a la creación de viviendas, pero su determinación logró cambiar la vida de decenas de familias.
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